Un terrible terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter sacudió Haití, provocando la total destrucción de la capital, Puerto Príncipe, y causando la muerte a decenas de miles de personas. En internet está creciendo una teoría de conspiración que apunta a que el causante del terremoto fue Estados Unidos.
El principal baluarte de esta teoría es el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que asegura que un informe preparado por la Flota Rusa del Norte estaría indicando que el seísmo devastador fue el claro resultado de una prueba de la Marina Estadounidense por medio de una de sus armas de terremotos. Así, reconstruirían el Caribe y ganarían terrenos geopolíticos.
No sólo eso, si no que los rusos también asegurarían que Estados Unidos estaría detrás del terremoto del 12 de mayo de 2008 en China y estaría preparando una serie de terremotos para acabar con el régimen islámico de Irán.
El arma en cuestión es el HAARP, el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia, que tiene como misión entender, simular y controlar los procesos ionosféricos que podrían cambiar el funcionamiento de las comunicaciones y sistemas de vigilancia. El HAARP está situado en Alaska y está financiado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la Marina y la Universidad de Alaska. El sistema estuvo sujeto a controversia desde la fase de proyecto, ya que los rusos lo calificaron como de una máquina de terremotos que también podría provocar huracanes, sequías o inundaciones, bajo el pretexto de estudiar qué fenómenos ocurren en la ionosfera. Según algunas fuentes, Estados Unidos habría cometido pruebas en mitad del Pacífico provocando seísmos de 6,5 grados.
Ahora bien, ¿cuánto de esto es verdad? Las primeras críticas vinieron a decir que el HAARP podría ser usado para destruir o inhabilitar naves enemigas, o bien bloquear misiles y señales de satélite de otros países, pero no he encontrado fuentes fiables de que pudiera provocar terremotos, si bien el Parlamento Europeo señalaba en 1999 que el HAARP manipulaba el medioambiente con fines militares. Sin embargo, estos avances podrían provocar efectos beneficiosos como la reconstrucción de la capa de ozono.